Confeccionar un plan económico-financiero es una fase obligatoria antes de lanzarse al mercado y asumir riesgos. Simplificando, tiene 6 apartados principales: ingresos, gastos, inversiones y financiación (punto de vista económico) y pagos y cobros (tesorería o punto de vista financiero)
En cualquier tipo de negocio, es infinitamente más fácil predecir los gastos e inversiones en los que incurriremos que estimar los ingresos de las -posibles- futuras ventas. Nadie te asegura alcanzar la facturación que pongamos por escrito en el plan, todo lo contrario que los gastos e inversiones necesarias para alcanzar nuestros objetivos: alquiler del local, gastos de marketing, ordenadores, suministros, mobiliario, obras, compra de primeras materias, etc.. De hecho, casi siempre acaban siendo más abultados de lo inicialmente presupuestados.
Sin embargo, hay algunos gastos e inversiones que suelen pasar desapercibidos para los emprendedores que están muy focalizados en su producto o servicio. He aquí algunas partidas que no debes olvidar.
Gastos:
- Dominio de la página web y hosting: aún siendo un gasto modesto, debes contemplarlo. La información en la red ocupa lugar y debes pagar por su almacenamiento (excepto en algunos casos). El pago suele ser anual.
- Seguro de responsabilidad civil: te debes proteger contra contingencias varias dentro de la esfera de tu organización. Infórmate de las coberturas y tarifas de las diferentes aseguradoras y decide en consecuencia. El pago suele ser anual o bianual.
- Subscripciones a publicaciones: sea por tu actividad o por utilización del cliente, hay que contabilizarlo como un gasto fijo. El pago suele ser anual o trimestral.
- Impuesto de vehículos de tracción mecánica: tener un automóvil, aunque no se utilice, cuesta dinero a la empresa. Es municipal y se paga anualmente.
- Gastos de transporte: es importante llevar una cuenta separada entre lo personal y lo profesional, e imputar los gastos de combustible, mantenimiento y reparaciones de acuerdo con su uso.
- Tasa de recogida de basuras: este tributo es de competencia municipal y afecta a todo tipo de actividades económicas, aunque las condiciones varían en un alto grado según el ayuntamiento en cuestión. Se paga anualmente.
- Devoluciones de compras: si vendes producto final debes de tener en cuenta que puede haber ítems defectuosos que sean devueltos, conceptualizados como un menos ingreso.
- Gestoría: Aunque muchos empiezan con la intención de evitárselo, al final acaban dando su brazo a torcer, ya que llevar al día la contabilidad y las obligaciones legales quitan una gran energía que debería ser destinada a las actividades que realmente aportan valor al negocio. Suele haber un pago mensual o trimestral.
- Servicios bancarios: frecuentemente las entidades bancarias cobran comisiones de mantenimiento y por transferencias en relación a las cuentas y tarjetas utilizadas. Se pueden pagar tanto mensual, trimestral o anualmente.
- Impuesto de bienes Inmuebles (IBI): solo tendrás la “suerte” de pagarlo si el local es de propiedad. Se paga anualmente.
- Reparaciones: es conveniente establecer una partida mensual -la hucha de las reparaciones- para posibles reparaciones de inmovilizado, ya que las incidencias son más frecuentes de lo que te imaginas y acabarán ocurriendo.
- Gastos de notaría y registro: a pagar en caso de traspaso de negocio o compra de un inmueble
- Impuesto de Transmisiones Patrimoniales o IVA: a pagar en caso de compra de un inmueble, dependiendo si es nuevo o de segunda mano
Inversiones:
- Fianza: la mayoría de locales comerciales exigen al principio una fianza o depósito del valor equivalente a 1 o 2 meses de su alquiler mensual. Ten en cuenta que no podrás disponer de esta cantidad hasta la extinción del contrato, aunque “te pertenezca”.
- Registro del nombre y marca comercial: estar en google y tener un dominio no es suficiente para proteger tu marca: es necesario registrarla. Cuesta entre 120 y 150 euros y se tramita presencialmente o online a través de la Oficina Española de Patentes y Marcas (Alicante). La protección tiene una duración de 20 años.
- Aplicaciones informáticas: son necesarias si por tu actividad necesitas programas específicos, un CRM o un sistema de comunicación y gestión de la información. Cuando el negocio alcanza una cierta entidad, el gasto más habitual suele ser el de la subcontratación del área tecnológica a una empresa especialista.
