jueves, 20 de septiembre de 2018

6 PASOS PARA PLANIFICAR UN PROYECTO

La vida profesional -además de la personal- es un continuo devenir de proyectos, aunque no solamos llamarlos de esta forma. Tenemos la concepción que un proyecto es algo grande que va para largo plazo, cuando en realidad es cualquier actividad a realizar a través de una o más acciones.

¿Algunos ejemplos? 
  • Mantener una newsletter activa
  • Contratar o despedir a una persona empleada
  • Instalar un CRM
  • Lanzar un nuevo producto
  • Hacer un estudio
  • Instaurar un protocolo de control de calidad
  • Hacer una descripción de los recursos de la empresa
  • Resolver una incidencia
  • Registrar las cuentas anuales
  • Negociar un pedido con un proveedor

Lo que separa un proyecto de una realidad es, simplemente, la ejecución. Y para ejecutar bien hay que planificar bien, ya que es una actividad que ayuda a mejorar la toma de decisiones posteriores. La improvisación es mejor dejarla para el ocio. Planificar es anticiparse a lo que vendrá, y significa aumentar las probabilidades de éxito del proyecto. Además, está íntimamente relacionado con la competencia de cumplimiento de los compromisos; solo conociendo lo que vendrá es posible comprometerse con seguridad. 




6 pasos necesarios para planificar un proyecto

1. Establece y/o clarifica el objetivo del proyecto 

Antes que nada, hay que plantearse la razón o razones por la cuales queremos o debemos desarrollar un proyecto. ¿Es por dinero? ¿Por responsabilidad? ¿Por encargo? ¿Por imagen? Solo una vez que veas claro porque lo harás y qué quieres conseguir puedes empezar a plantearte todo lo demás. El cómo siempre viene después del porqué y el para qué.

2. Busca información relevante y analízala 

Para asegurarte que el proyecto es viable, factible y realizable, muchas veces -casi siempre- es necesario explorar el contexto, profundizar sobre la temática, preguntar a personas expertas y/o consultar otras fuentes. Bucear en el mundo infinito de posibilidades que tenemos a nuestro alrededor nos ayuda a construir un diagnóstico sobre la situación actual, conocer los obstáculos para conseguir la situación ideal y prever los posibles riesgos a los que deberás hacer frente. A veces, incluso, lo que extraigas de esta búsqueda puede hacer replantear el objetivo, añadir algún otro o matizarlo.

3. Identifica los recursos humanos, materiales y económicos necesarios 

Es el momento de realizar un inventario de los recursos con los que cuentas para poder llevar a cabo el proyecto. Hay 3 tipos principales de recursos:

- Humanos:
Un proyecto no es posible sin al menos una persona. En proyectos grandes, un equipo de trabajo debe coordinarse. En los proyectos pequeños, suele haber solo una persona: tú. La cuestión, en todo caso, es tener claro quién participa en el proyecto y su dedicación. Y ésta suele depender, en muchos casos, de los recursos económicos.

- Materiales e inmateriales:
* Los materiales incluyen desde infraestructura (espacio físico) a un automóvil, y ordenadores, pasando por material de oficina.
* Los inmateriales comprenden recursos tan variados como software informático, una patente o marca comercial y una página web.

- Económicos:
¿De cuánto dinero dispones para invertir en este proyecto? Al final es el recurso más importante, puesto que se puede convertir tanto en recursos materiales/inmateriales como recursos humanos. 

4. Desarrolla un protocolo/proceso/plan de trabajo

El protocolo es la hoja de ruta del proyecto, la estructura que anticipa a la ejecución. Es muy importante que esté por escrito -gráficamente, mejor que mejor-. Incluso en proyectos de poca entidad es conveniente, ya que la memoria es traicionera. ¿Qué incluye?
  • La secuencia de pasos que hay que dar, de acuerdo con una estrategia, de manera detallada por tarea, persona y tiempo.
  • Un presupuesto, con previsión de costes e ingresos
  • El margen de actuación con el que se cuenta, tanto si hay eventualidades como si no.
  • Los obstáculos a superar y la manera en que hacerlo
  • Un plan de identificación y mitigación de riesgos
  • Un plan de control de calidad, seguimiento y evaluación de cumplimiento de objetivos

5. Comprométete 

La situación ideal es esperar a tener el protocolo diseñado para comprometerse (con el cliente, con el equipo, con uno mismo, etc.). Aunque la vida real funciona de manera distinta, y muchas veces nos fuerza a comprometernos rápidamente, siempre es recomendable hacer un mínimo plan que nos ilustre la estructura del proyecto antes de dar el sí y crear expectativas en los otros agentes. 

6. Comunica el protocolo a quien debas 

Tan o más importante que desarrollar el plan de trabajo es comunicarlo a todos los actores relevantes (equipo de trabajo, cliente, proveedores, etc.). Conocerlo facilitará su alineamiento y coordinación a la hora de ejecutarlo, a la vez que permitirá el control de desvíos y su evaluación final. Una vez todos los actores implicados lo hayan interiorizado, ya estás preparado para empezar a ejecutarlo. 

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Cada proyecto es un mundo y necesita un nivel de detalle y planificación distinto. No existe una fórmula mágica para otorgar un peso concreto a cada etapa. Hay proyectos muy simples, de una sola acción, en que la planificación óptima es mínima, mientras que los proyectos de más entidad suelen requerir de una planificación profunda y ordenada 

Planificar es una tarea que no se acaba al empezar a ejecutar el proyecto, necesaria siempre que nuestras expectativas no estén siendo cumplidas. Sin embargo, de acuerdo con la metodología Lean Startup, no debes estancarte en ella, puesto que es imposible preverlo todo de antemano. Muchas veces, la experimentación en la realidad es más útil que la anticipación en el papel, así que hay que encontrar un equilibrio. Planificar nos ayuda a realizar mejores proyectos, y para que se conviertan en realidad, hace falta ejecutarlos.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

EL MODELO THOMAS-KILMANN DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

¿Qué es un conflicto?

Un conflicto es una situación en la que dos o más partes están de desacuerdo, debido a que tienen objetivos distintos.

Una persona emprendedora debe aprender a lidiar constantemente con conflictos con múltiples actores: equipo de trabajo, clientes, proveedores, consultores, competidores, etc. Sin embargo, aunque sean parte de su día a día, se vuelven perjudiciales si no se tratan.

¿Cómo solucionarlos?


Según el Modelo Thomas-Kilmann, y de acuerdo con las variables de grado de asertividad y de colaboración con la otra parte, tenemos 5 maneras distintas para comportarse delante de un conflicto y resolverlo:

1. EVITAR (TORTUGA). Estilo evasivo.
  • Nos escondemos, ignoramos el conflicto, esperamos a que pase
  • El peligro de la confrontación supera con creces los posibles beneficios de la solución del conflicto
  • Se suele dar cuando hay poca relación con la otra parte y el objetivo es poco importante
  • Es un estilo adecuado cuando se usa para reducir tensiones, ganar tiempo o cuando otras partes pueden resolver mejor el conflicto

2. ACOMODARSE/COMPLACER (OSITO DE PELUCHE). Estilo complaciente.
  • Nos dejamos influenciar fácilmente y aceptamos las condiciones de la otra parte
  • Suele ocurrir cuando la relación con la otra parte es intensa y el objetivo es poco importante para nosotros
  • Es un estilo recomendado cuando el asunto es más importante para la otra parte y esto mantiene la cooperación, o cuando facilita la consecución de futuros acuerdos en otros asuntos más importantes

3. CONVENIR/TRANSIGIR (HORMIGA/ZORRO). Estilo comprometido
  • Las dos partes ceden y se llega a un acuerdo intermedio
  • Es habitual en los casos en que tanto el objetivo como la relación no son ni vitales ni pequeñeces.
  • Se recomienda cuando hay equilibrio de poder, hay que negociar bajo presión de tiempo y para lograr arreglos temporales en cuestiones complejas.

4. COMPETIR/OBLIGAR (TIBURÓN). Estilo competitivo.

  • Imponemos a la otra parte a hacer lo que queremos, a toda costa. Lo que cuenta es salirse uno con la suya
  • Es frecuente cuando el objetivo es muy importante y no existe demasiada relación con la otra parte
  • Es conveniente cuando hay que tomar decisiones rápidas, en situaciones urgentes y para hacer cumplir las reglas.

5. COLABORAR (BÚHO). Estilo colaborador.
  • Buscamos el consenso, un acuerdo positivo para ambas partes
  • Tiene grandes posibilidades de darse cuando la relación con la otra parte es fuerte y el objetivo a alcanzar es muy importante
  • Es el estilo idóneo para combinar puntos de vista complementarios, para garantizar acuerdos duraderos y para aumentar el sentimiento de pertenencia, motivación y compromiso

En la práctica, las personas solemos utilizar predominantemente uno o dos estilos. Si bien el estilo colaborador, cuando es posible, suele dar los mejores resultados a largo plazo, no hay ninguno bueno o malo per se: lo que importa es que se adapten a la situación concreta. Cada  uno tiene sus ventajas e inconvenientes, y un buen negociador debe tener la habilidad de manejarlos todos con naturalidad para solucionar los conflictos y conseguir sus objetivos personales y profesionales.

45 FRASES DE MOTIVACIÓN EMPRENDER

El emprendimiento y sus valores no sólo son abanderados y puestos en práctica por personas que constituyen un negocio, sino también por mu...