martes, 29 de agosto de 2017

EMPRENDER O NO EMPRENDER


 ¿Quién no ha fantaseado en ser su propio jefe? Muchas personas, llegado un punto determinado de su vida, tienen en mente hacer de este sueño realidad, y se plantean emprender, ya sea para seguir haciendo en solitario lo que hacían para otro, ya sea para meterse en algo nuevo.


Emprender, por definición, significa algo nuevo por descubrir, una actividad motivadora y que entraña un desafío. Sin ilusión no hay emprendimiento. Pero también implica lo desconocido, salir de la zona de confort, enfrentarse a peligros. Como todo en esta vida, ni es blanco ni es negro: el color lo pones tú. Hay que evitar situarse en ambos extremos: ni pensar que todo va a ir rodado solo porque vas a poner muchas ganas y esfuerzo, ni estar convencido de no ser capaz de emprender por la complejidad que entraña y la falta de conocimientos específicos sobre legislación y contabilidad.

Hay maneras de compensar las carencias, lo que importa es ser consciente de que habrá dificultades en el camino, en todas y cada una de las etapas. Superarlas está en gran parte en tu mano con las acciones y soporte adecuados, partiendo de que el proyecto emprendedor sea viable.

Para tomar esta decisión tan importante y, ante la perspectiva de este gran cambio, que no solo será profesional, sino que también inevitablemente personal, hay que sopesar pros y contras.

A favor:

  1. Libertad
La sensación de dominio sobre tu tiempo y cómo lo inviertes es máxima. Tú decides lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo.

  1. Motivación
El valor de trabajar para uno mismo es el incentivo más grande que alguien puede tener, pues el esfuerzo realizado redunda al 100 por 100 en uno mismo.

  1. Flexibilidad
Organizarse como a uno le apetezca, desde las responsabilidades diarias hasta las vacaciones, te permite reajustar tu agenda para adaptarla a tus necesidades y preferencias.

Pero no todos son flores. Como mi compañera Ana Hernández en Youth Business Spain explica perfectamente en su blog, Emprender tiene un lado oscuro, y hay que ser consciente de su existencia y estar preparado para que sea tu compañero de viaje.

En contra:

  1. Riesgo
Emprender es arriesgar por definición. Dinero, tiempo, relaciones personales, reputación… Para crecer, hay que invertir, y para invertir hay que hacer un cálculo de lo que puedes ganar y puedes perder.

  1. Los “otros” jefes
Que nadie esté por encima de ti en la organización no quiere decir que no te debas a nadie. Empezando por clientes y pasando por proveedores, tu alrededor te evaluará y pondrá a prueba constantemente con encargos, plazos imposibles y emergencias.

  1. Sacrificios
Como decía el tío Ben a Peter Parker en Spiderman:


Tener tu propia empresa o llevar tu propia carrer profesional hace que todo dependa de ti, desde buscar los clientes hasta hacer una factura, pasando por limpiar tu mesa de trabajo. Si bien puedes delegar, recuerda que tu siempre serás el máximo responsable, y que para tenerlo todo en orden y sacarlo adelante deberás hacer grandes esfuerzos que pondrán a prueba tu escala de valores y te harán renunciar -tanto a cosas como a personas-.

En definitiva, tu decisión debe ser una mezcla de realismo y pasión. Una vez que te embarques, persigue los objetivos con determinación. Como dijo Walt Disney una vez:

"La forma de empezar es dejar de hablar y empezar a actuar"


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El emprendimiento y sus valores no sólo son abanderados y puestos en práctica por personas que constituyen un negocio, sino también por mu...