¿Qué es un conflicto?
Un conflicto es una situación en la que dos o más partes están de desacuerdo, debido a que tienen objetivos distintos.
Una persona emprendedora debe aprender a lidiar constantemente con conflictos con múltiples actores: equipo de trabajo, clientes, proveedores, consultores, competidores, etc. Sin embargo, aunque sean parte de su día a día, se vuelven perjudiciales si no se tratan.
¿Cómo solucionarlos?
Según el Modelo Thomas-Kilmann, y de acuerdo con las variables de grado de asertividad y de colaboración con la otra parte, tenemos 5 maneras distintas para comportarse delante de un conflicto y resolverlo:
1. EVITAR (TORTUGA). Estilo evasivo.
- Nos escondemos, ignoramos el conflicto, esperamos a que pase
- El peligro de la confrontación supera con creces los posibles beneficios de la solución del conflicto
- Se suele dar cuando hay poca relación con la otra parte y el objetivo es poco importante
- Es un estilo adecuado cuando se usa para reducir tensiones, ganar tiempo o cuando otras partes pueden resolver mejor el conflicto
2. ACOMODARSE/COMPLACER (OSITO DE PELUCHE). Estilo complaciente.
- Nos dejamos influenciar fácilmente y aceptamos las condiciones de la otra parte
- Suele ocurrir cuando la relación con la otra parte es intensa y el objetivo es poco importante para nosotros
- Es un estilo recomendado cuando el asunto es más importante para la otra parte y esto mantiene la cooperación, o cuando facilita la consecución de futuros acuerdos en otros asuntos más importantes
3. CONVENIR/TRANSIGIR (HORMIGA/ZORRO). Estilo comprometido
- Las dos partes ceden y se llega a un acuerdo intermedio
- Es habitual en los casos en que tanto el objetivo como la relación no son ni vitales ni pequeñeces.
- Se recomienda cuando hay equilibrio de poder, hay que negociar bajo presión de tiempo y para lograr arreglos temporales en cuestiones complejas.
- Imponemos a la otra parte a hacer lo que queremos, a toda costa. Lo que cuenta es salirse uno con la suya
- Es frecuente cuando el objetivo es muy importante y no existe demasiada relación con la otra parte
- Es conveniente cuando hay que tomar decisiones rápidas, en situaciones urgentes y para hacer cumplir las reglas.
- Buscamos el consenso, un acuerdo positivo para ambas partes
- Tiene grandes posibilidades de darse cuando la relación con la otra parte es fuerte y el objetivo a alcanzar es muy importante
- Es el estilo idóneo para combinar puntos de vista complementarios, para garantizar acuerdos duraderos y para aumentar el sentimiento de pertenencia, motivación y compromiso
En la práctica, las personas solemos utilizar predominantemente uno o dos estilos. Si bien el estilo colaborador, cuando es posible, suele dar los mejores resultados a largo plazo, no hay ninguno bueno o malo per se: lo que importa es que se adapten a la situación concreta. Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes, y un buen negociador debe tener la habilidad de manejarlos todos con naturalidad para solucionar los conflictos y conseguir sus objetivos personales y profesionales.