¿Qué significa ser más
productivo?
Mejorar la productividad tiene que ver con gestionar con eficacia los obstáculos,
barreras y distracciones que nos impiden llevar a cabo las tareas que queremos
hacer en el tiempo que nos marcamos. Aumentar el rendimiento y conseguir hacer
algo más deprisa y mejor no suele requerir un aumento del esfuerzo físico en la
mayoría de las ocasiones, sino un cambio
de perspectiva, que es consecuencia de un cambio de comportamiento. Y, aunque es necesario un método para
gestionar tu productividad, lo que marca
las mayores diferencias es un cúmulo de pequeñas cosas. He aquí 5 pistas
sencillas para hacerlo:
1. Empieza por hacer limpieza en tu espacio
físico
Antes
que nada, pon las cosas de tu alrededor
en orden. Termina algún asunto pendiente y aparta de tu vista todo aquello
que te agobia y no te deja avanzar. Ejemplos claros pueden ser ordenar tu despacho,
limpiar tu mesa de trabajo o procesar tu bandeja de entrada. Hacer limpieza
abre nuevas perspectivas y resolver temas pendientes te permite liberar energía.
2. Lleva siempre contigo un dispositivo para
registrar las ideas y pensamientos que te surjan
Las
ideas nos vienen en cualquier momento, no solo –de hecho, más difícilmente-
cuando estamos haciendo la tarea en cuestión, y muchas veces no vuelven. Tener
siempre a mano un aparato para registrar
todo lo que se te pasa por la cabeza te asegurará que no se pierdan y
estimulará tu creatividad para las próximas acciones a tomar.
3. Prepárate para los imprevistos
Imprevistos,
siempre ha habido y siempre habrá, y debes estar preparado para afrontarlos.
Intenta verlos como una nueva oportunidad para aumentar tu productividad y
creatividad. Organízate para aprovechar
el tiempo cuando surja la ocasión y ventilar tareas que tienes pendientes.
Por ejemplo, cuando una reunión empiece tarde, mientras esperas a alguien o
durante un viaje en transporte público.
“La clave
es no dejarse sorprender cando de repente surge un relámpago. Y, cuando lo
haga, tal vez se revela una vista magnífica. Conseguir el vacío en nosotros
mismos nos permite estar preparados para contemplar el relámpago” (Shunryu
Suzuki)
4. Habla de proyectos
En
realidad, todas las cuestiones abiertas que tienes, sean complicadísimos o
simples recados, se pueden llamar proyectos. La clave es tener en mente esta
distinción:
- Proyectos que te comprometes a ejecutar: en todos ellos, debes decidir cuál es la próxima acción para avanzar hacia su consecución y revisar su estatus regularmente
- Proyectos “algún día/tal vez”: en estos no te comprometes a ejecutar ninguna acción ahora mismo, por lo que no llevan siguiente acción asignada.
“Mucha
gente confunde la mala organización con el destino” (Kin Hubbard)
5. Organiza los recordatorios de tus
proyectos y de las acciones a emprender
Si
tienes claros tus proyectos, es básico tener algún sistema de recordatorios
para la/s próxima/s acción/es a ejecutar, aunque sea/n mínima/s. Marcarla en el
calendario te ayuda tanto a visualizar que el proyecto se está llevando a cabo
como a realizar efectivamente esa acción programada.
Bibliografía
recomendada: